Hay un tema que ha dado muchas vueltas en mi cabeza durante el desarrollo de mi primer negocio. Y empezó ya desde el principio del negocio. Un negocio que duró ocho años y que empezó con un objetivo, un propósito y con unos valores muy definidos.


Decidí lanzarme con 25 años e invertir económicamente, así como animar a otros a que invirtiesen por mí pasión a la idea y propósito claro. Un propósito muy idealista, ya que se basaba en cambiar el consumo de moda en nuestro país. No podía entender cómo podíamos estar comprando tanta ropa y ver que el fast-fashion ya era  toda una realidad, aún sabiendo como está el planeta , que está que cada vez peor y, aún así consumimos sin sentido. Además, ésta forma de consumir moda  tampoco no ayuda psicológicamente ya que está cubriendo unas insatisfacciones y creando  una  necesidad al consumo incontrolada y innecesaria. Y no estaba ni estoy, para nada, de acuerdo en fomentar esta forma de consumir moda. 

Descubrí que en otro país habían desarrollado con éxito, una idea muy interesante basada en la economía circular y pensé... ¡ésto hay que desarrollarlo en nuestro país!  Alquilar en vez de comprar moda. ¡Lo vi clarísimo!, además enfocado a eventos, un sector en el que nos  gastamos un dineral en prendas de una única puesta  ¿estamos locos? Es que no tiene ningún sentido…

Decidí emprender por propósito en un sector que me parecía súper creativo.  Así que, mi enfoque fue el siguiente, me dije; ¡éste es mi propósito!, quiero cambiar el consumo y quiero educar. Quiero educar a un tipo de consumidor, que tengo por seguro que piensa como yo,  que quiere mejorar la forma de consumir, que quiere ayudar al planeta... ¡ja!

Y, ¿Qué sucede? Pues que,  una vez que tengo el negocio montado, la inversión hecha y lo pongo en práctica, empiezo a darme cuenta que estoy conectando con otro tipo de cliente. Cada vez me va mejor gracias a un cliente que no tiene nada que ver con mi cliente ideal. Y para crecer y sobrevivir decido enfocar cada vez más mi comunicación, mi negocio a ese cliente. Un cliente que no está valorando el tema de la sostenibilidad o la economía circular al consumir mis servicios . 

Estoy conectando con un cliente que no tiene el mismo enfoque que tengo yo. Con esto no quiero que entiendas que no me gustase mi cliente o fuesen malos, al contrario, te diría que  el 90 por ciento de mis clientes eran gente súper agradecida y majísima, pero no venían por mis valores ni por mi propósito,  hecho determinante para decidirme a emprender. 

Venían porque, efectivamente les transformaba, les resolvía un problema pero enfocado más a sus inseguridades relacionadas con; "qué me pongo, no sé de protocolo" "oye, ¿que le va bien a mi tipo de cuerpo?" Les daba exactamente igual que fuese compra o que fuese alquiler. No veía el trasfondo y los valores de sus acciones al alquilar, al contrario, muchos de esos clientes me decían; "oye, no quiero que se sepa que he alquilado" cuando en otros países es un orgullo decir "oye participó en la economía circular, la economía colaborativa".

Por eso te pregunto ¿tú cliente ideal es el que consume tus productos?  Ya que, como ves, en mi caso ha sido determinante para sentir que me estaba quemando en mi negocio. No tenía ganas de ir a trabajar, porque había montado un negocio, en el que cada día tenía que tratar a clientes que enfocaban mi producto / servicio a un planteamiento totalmente diferente. 

Estoy muy a favor de ofrecer lo que tu cliente necesita, sino sería darte cabezazos. Soluciona sus problemas y sobre ello ve educando en el proceso ¡Es la mejor estrategia perfecta!, siempre y cuando no seas tan idealista como lo fui yo.

Tardé varios años en afirmarme que hay cosas que están fuera de mi entendimiento y que, porque yo viese algo claro o razonable nos significaba que los demás lo viesen igual.  Durante muchos años me aferre a la idea de que cambiar los hábitos de consumo o  educar tenía un un tiempo pero al ver que no sucedía ese punto de encuentro con mi cliente, finalmente,terminé quemándome y desmotivándome. 

Por eso sobre la sostenibilidad, el producto consciente... que yo abogo totalmente, después de tantos años dedicados a la economía circular en nuestro país, me cuesta mucho creer que el cliente final lo esté comprando realmente por valores o por propósito. 

Me encantará conocer tu impresión sobre este vídeo y,  en caso de que sientas que tu cliente ya no conecta del todo contigo,  lo compartas conmigo y, si quieres que podamos tener una conversación sobre el tema ya que, en mi caso fue relevante para el final tomar la decisión de cerrar así que a veces da exactamente igual todas las acciones de marketing producto maravilloso que hagas si no te sientes alineado con tu negocio.